Una pulsera de cristales violetas facetados es una pieza que no solo captura la luz con un brillo deslumbrante, sino que también lleva un profundo simbolismo. El color violeta, asociado históricamente con la espiritualidad, la sabiduría y la intuición, evoca una sensación de calma y misterio. Usar estos cristales es llevar un recordatorio de la importancia de la conexión con uno mismo y con el universo. Se cree que fomentan la claridad mental, ayudan a la meditación y disipan las energías negativas, promoviendo un estado de paz interior. Las facetas de cada cristal multiplican su brillo, reflejando no solo la luz exterior, sino también la luz y la magia interior que todos llevamos dentro. Es un accesorio que combina la elegancia con un poderoso mensaje de crecimiento personal y armonía